La soberanía alimentaria fue puesta en discusión desde el arranque de la gestión de Javier Milei en el Gobierno nacional. Luego de la intervención del Instituto Nacional de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena, llega el turno del ProHuerta, un programa de más de 30 años que sobrevivió a todas las gestiones por igual.
Sus integrantes advirtieron que, si bien no han recibido un aviso formal, «lo están dando de baja de hecho». Esta política pública es gestionada en conjunto entre el exMinisterio de Desarrollo Social (hoy Capital Humano) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que promueve la Seguridad y Soberanía Alimentaria, a través del apoyo a la producción agroecológica y el acceso a productos saludables para una alimentación adecuada.
Está dirigido a familias y organizaciones de productores en situación de vulnerabilidad social. Desde un abordaje territorial integral y una perspectiva de desarrollo sostenible, el ProHuerta impulsa la utilización de técnicas productivas amigables con el ambiente, el aprovechamiento de recursos locales y el uso de tecnologías apropiadas que mejoran el hábitat y la calidad de vida de las familias productoras y sus comunidades.
«Funciona mediante un convenio en el que Desarrollo Social pone los contratos, los gastos operativos, las semilas, y el equipamiento) y el Inta que aporta el equipo técnico y la infraestructuras territorial. Este acuerdo se firma todos los años pero esta vez no hay novedades y se vence el 10 de abril», explicó en diálogo con 0223 Roberto Cittadini, coordinador nacional del programa entre 2006 y 2013.
Al no haber interlocutores ni personas designadas por Nación, no existe tampoco una precisión sobre el futuro del ProHuerta. La falta de presupuesto significa para sus trabajadores un cierre de hecho, sin anuncio oficial.
«Es un programa histórico muy importante de más de 30 años que cubre un eje fundamental en la seguridad y soberanía alimentaria. Surgió en los años 90 como un paliativo a la emergencia que se estaba viviendo con la inflación, y es un programa que todos los gobiernos han renovado por su desempeño y calidad», argumentó Cittadini.
Actualmente, trabaja con 630 mil huertas y más 130 mil granjas en todo el país, que son un apoyo para más de 3,5 millones de personas. «Todas estas huertas se generan y sostienen a partir del apoyo que está en riesgo, y lo lamentable es que cumplen una función clave para complementar la subsistencia alimentaria de muchas familias», dijo el especialista.
El ProHuerta fue celebrado por distintos ámbitos gracias a su calidad y aportes a la sociedad. Para Cittadini, tiene también un rol muy importante en el desarrollo de la agroecología, ya que afianza ese enfoque de trabajo tan desarrollado en los últimos años.