El barrio surgió como una toma, entre la necesidad y el derecho a un techo digno. Entre lo real y lo soñable. Y el déficit habitacional como premisa, que según proyecciones, se estima que ronda las 4 millones de casas.
La falta de posibilidades de llegar a la casa, entre un mercado inalcanzable y un Estado ausente: en políticas, en diseño, en presencia de cualquier tipo… salvo para reprimir. Y la necesidad de que crezca el barrio, para crecer como ciudadanos, entre sueños de ladrillos, servicios y derechos.
«Queremos que nos escuchen y que vean nuestra realidad, no queremos nada gratis. Queremos que el Estado nos pueda dar un plan de pago accesible para no volver a perder nuestro barrio», pidió Brenda, vecina del barrio.