Ivana Florencia Cia
Lic. en Trabajo Social
Han pasado (aproximadamente) dos años desde la última vez que el pueblo argentino se aglutinó en todas las escuelas del país, para ejercer su derecho al sufragio. Hoy, nuevamente, la democracia nos convoca: en esta oportunidad para renovar bancas, y en un contexto muy distinto al conocido hasta entonces.
13 días nos distancian de las P.A.S.O (12 de septiembre), y 3 meses de las ELECCIONES GENERALES (14 de noviembre). La Junta Nacional Electoral ha dispuesto que la ciudadanía lleve su propia lapicera y que no habrá padrones en papel. La pandemia coronavirus ha puesto de cabeza al mundo, y las elecciones no son ajenas.
Conocemos los protocolos, las fechas de votación. Se asoma una idea de las fuerzas en pugna. Y los medios monopólicos de comunicación, con su constante blindaje, ya han tomado partido. Pero… ¿cuáles el panorama electoral?; ¿qué votamos?; ¿cómo votamos?; ¿qué está en juego?…
Este nuevo proceso electoral implica la renovación de bancas en la Cámara de Diputados/as y Senadores/as. Se trata de las elecciones legislativas o de medio término.
El derecho a elegir conlleva, también, la responsabilidad política y ciudadana de saber cuáles son las particularidades de esta instancia electoral. Veamos:
CÁMARA A CÁMARA
La Cámara de Diputados/as de la Nación (o cámara baja) tiene 275 bancas y, cada dos años, renueva la mitad de sus miembros. Constituye la representación del pueblo de la Nación, y la cantidad de sus miembros depende de las y los habitantes de cada provincia. En esta elección se renovarán 127 bancas.
La Cámara de Senadores/as de la Nación (o cámara alta) tiene 72 bancas. Cada dos años se renueva 1/3 de las mismas. Aquí la representación es de las provincias (23 provincias + la Ciudad de Buenos Aires). Por provincia, ingresan 3 senadores/as: 2 de la mayoría (quien gana las elecciones) y 1 (de la segunda fuerza). Esta elección disputa la renovación de 24 bancas.
VOTO A VOTO: LOS MÉTODOS DE LA ELECCIÓN
En el caso de senadores y senadoras, el proceso es sencillo: la fuerza victoriosa ocupará 2 bancas y la segunda 1. Así se completa el número de representantes, por provincia, en el Senado: 3.
En el caso de la Cámara de Diputados/as, la representación es proporcional a la cantidad de habitantes por provincia. Por ello, el mecanismo es algo más complejo: se trata del Sistema D´Hondt, que convierte sufragios en asientos parlamentarios (escaños). Se eliminan aquellas listas que no hayan alcanzado el 3% del padrón. Y la cantidad de votos obtenidos por cada partido se divide por la cantidad de bancas a ocupar.
De los resultados de esas divisiones, los números más altos son los que obtendrán las bancas (Por ejemplo: si son 5 bancas a ocupar, se observarán 5 resultados. Los votos serán divididos por 1, por, 2, por, 3, por 4 y por 5.
¿QUÉ DISPUTA CADA FUERZA POLÍTICA?
Este año, todas las provincias elegirán diputados y diputadas. Sin embargo, no todas las provincias votarán por senadores y senadoras. Hacerlo, implicaría la renovación total de la Cámara de Senadores/as y no de 1/3, como fija la Constitución Nacional.
Córdoba, Catamarca, Corrientes, La Pampa, Mendoza y Santa Fe son las 6 provincias que renuevan diputados/as y senadores/as (el resto sólo diputados/as).
Son varios los partidos que participarán del proceso. Sin embargo, el Frente de Todos y Juntos por el Cambio (Cambiemos/ Juntos, “según su conveniencia”) son los más representativos en cuestión.
En la cámara baja, el frente conducido por Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández pone en juego 50 bancas de 119. Con 10 bancas más, lograría el quórum propio. En el senado ya son mayoría, y someten a elección 15 de sus 43 bancas.
Esta fuerza política, en términos generales, ha logrado sostener la unidad y amplitud que le dio la victoria presidencial en el 2019.
Cambiemos, con una interna más escandalosa, ha depositado en las penumbras la figura de Mauricio Macri. Esta fuerza renueva 60 de sus 115 bancas en la cámara baja.
UN MODELO DE PAÍS
Habiendo realizado algunas consideraciones de “las formas”, es pertinente que reflexionemos sobre cuál es el verdadero significado de esta elección, qué se pone en ejercicio una vez que las urnas se cierren: UN MODELO DE PAÍS.
Macri en las sombras y Larreta pisándole los talones, en la carrera por conducir el espacio político que condenó al país. Es tanto el daño que LA SEGUNDA ALIANZA le imprimió a la Argentina que sus candidatos y candidatas cambian de jurisdicción para ver si el “cambio de cancha” colabora, un poco, en los resultados.
Para el macrismo y sus variantes el modelo es EL DAÑO. En sólo 4 años de gestión Cambiemos duplicó la pobreza (2015: 29,7%/ 2019: 40,8%); duplicó el desempleo (2015: 5,9%- 2019: 10,6%); y agigantó el Riesgo País, de 555 (2015) a 2358 puntos (2019).
En 2015, el salario mínimo en dólares equivalía a 580 USD y descendió a 241 USD en 2019. Duplicó la deuda pública en un 98,2% del PBI; y dejó una inflación del 50,5%. La lupa de la empatía nos permite considerar que no se trata sólo de números, estos índices significan desesperanza, miseria, pobreza, ajuste en salud y educación, etc.
Después de que las reestructuraciones kirchneristas nos libraran del brutal peso del FMI, el heredero del holding Macri tomó la deuda más grande de la historia del país para garantizar el negocio de la timba y fue, a su vez, receptor del empréstito más irresponsable y grande que otorgara el Fondo (44 mil millones de dólares desembolsados). Y ahora, como parte de la campaña, mienten descaradamente presentando al FMI como un organismo piadoso y benevolente que “ayudó” a la Argentina. Afirman, además, que el actual gobierno ha tomado más (y más rápido) deuda que su gestión, como si endeudarse en pesos fuera lo mismo que hacerlo en dólares.
Para que tengamos un parámetro: en el marco de la pandemia, el FMI le prestó AL MUNDO 59.100 millones de dólares. Por otro lado, el empréstito a Macri significó el desembolso de 44 mil millones de dólares. Es decir, la diferencia entre lo prestado AL MUNDO y el préstamo otorgado a Macri fue SÓLO de 15.100 millones de dólares.
En las antípodas de esta forma de gobernar: Cristina, Alberto y el Frente de Todos. Han pasado casi dos años de gestión. En él, la disputa por llegar a un acuerdo con el Fondo (para restructurar la deuda macrista) y una pandemia que se ha llevado la vida de más de 100 mil argentinos y argentinas, ha marcado la agenda del gobierno.
Hay, no quedan dudas, muchas cuestiones por resolver. Por eso, esta instancia es estratégica. Sólo a un modelo nacional, popular, democrático, latinoamericano y feminista se le pueden plantear las exigencias necesarias para hacer una Argentina más justa.
Sólo algunas semanas después de haber asumido, la gestión de los Fernández se topó con la pandemia. Tuvo que recuperar al Ministerio de Salud (que Macri había reducido a cartera), y reforzar el andamiaje sanitario que el coronavirus exigía: se hicieron hospitales en 3 meses, se montaron hospitales modulares: a ningún habitante del suelo argentino le faltó respirador.
La pandemia perjudicó notablemente la economía. No fue una suerte argentina ¡ocurrió en todo el mundo! Allí el Estado tuvo que salir a respaldar, fundamentalmente, a los sectores más humildes y trabajadores: el IFE, el ATP, el RePro, etc. son sólo alguna de las medidas que el gobierno nacional llevó adelante para acompañar a la población en tan difícil contexto.
A la par de estas políticas, el estado nacional llevó adelante la campaña de vacunación más importante de la historia: a la fecha 40.961.189 dosis han sido aplicadas/ 46.155.394 distribuidas. Y coupamos, más de una vez, el primer lugar a nivel mundial en ritmo de vacunación.
Poco a poco van aumentando los niveles de consumo. El Frente de Todos ha logrado reestructurar una parte significativa de la deuda, y continúa en negociaciones con el FMI para lograr un acuerdo que haga sostenible la deuda contraída por Mauricio Macri.
En tan fatídico con texto, la situación social y económica plantea la necesidad de continuar con un modelo que nos permita salir de la crisis con todos y todas adentro. La propuesta de la timba y la especulación ya la conocemos: la vivimos y la sufrimos, y ¡nunca más! queremos toparnos con ella.