Recorrimos el barrio a una semana de la inundación y casi no queda agua. Si queda el barro, la pobreza, y la amarga tarea de revisar qué sirve y qué no. También quedan las manos que se tendieron para ayudar, acompañar y, en definitiva, estar.
Fue uno de los barrios más perjudicados por las inundaciones y, en definitiva, por la ausencia del Estado. En el KM 35 de la Ruta Nacional 3, se extiende su territorio bordeado por el arroyo Morales, con el paisaje de fondo de la CEAMSE, con sus verdes praderas que envuelven las toneladas de basura enterradas allí desde la última dictadura.
El Movimiento 26 de Julio -fecha del ´97 en la que se inició el barrio-, junto a otras organizaciones, como el MTE-CTEP, Hijos La Matanza, Vamos y Movimiento Popular la Dignidad, estuvieron presentes con las vecinas y los vecinos: distribuyeron comida, abrigo y artículos de higiene; limpiaron casas y palearon barro para que circule el agua, entre muchas otras tareas.
La necesidad principal y lo que más hace falta después de las inundaciones es la comida, nos cuenta Lili, también de HIJOS La Matanza, que tiene experiencia. Frente a esto el 26 de julio seguirá cocinando mientras pueda.
En el Nicole, actualmente, conviven los «truchitos» -coches que usan los vecinos para entrar al barrio-, con el colectivo de linea, que desde hace un tiempo también entra. Hay colegios, familias, comunidad, solidaridad y la esperanza de dejar de inundarse. La gente del barrio reclama al Estado obras hidráulicas y un plan de emergencia para cuando llueva de esta manera.
Al fondo del barrio, pegado a la CEAMSE, Arroyo Morales de por medio, se ven ranchos, casillas y algunas construcciones de material, de una parte nueva del Nicole llamada Santa Bárbara. Nuevas historias de familias que llegan. Que no tienen luz ni agua, y piden que el Estado los vea, que sepa que están allí.