El asesinato de René Mendoza no solo fue una cruel foma de ponerle un punto a su historia. Fue, además, la manera de silenciar su lucha. Es que, donde podía, René denunciaba lo mucho que había cambiado el barrio, su barrio, ese que eligió cuando vino de Bolivia a los cuarenta años, desde el desembarco del narcotráfico.
El nombre que le puso René a su lucha fue: seguridad. Y quien caminó, al menos un rato, junto a él el barrio San Cayetano, en González Catán, sabe que lo que él predicaba tenía que ver con una visión más amplia: el buen vivir. Seguridad no solo es poder caminar en libertad. Es, ante todo, la seguridad de no perder lo poco cuando llueve mucho. Es tener un plato de comida caliente cuando el frío entra en los huesos. Es poder recurrir a un refugio cuando no quedan lugares para refugiarse. Por eso abrió las puertas de su casa y la puso a disposición de los vecinos. Así comenzó la Junta Vecinal que presidía. Así nació el comedor, que no diferenciaba época, ni momento político. Siempre funcionaba porque el hambre en nuestro país, mal que nos pese, es más histórico que la inflación.
Pero el crimen de René fueron un intento de ponerle un punto a esa misma red que él, día a día, se encargaba de tener conversando, haciendo una reunión, una asamblea. Resistiendo. Los disparos fueron directamente a la cara visible de una comunidad que aprendió la gimnasia de resistir.
Por eso las organizaciones abajo firmantes decimos BASTA. Pedimos JUSTICIA por René quien nos enseñó que en las inundaciones el agua puede llevarse todo, lo que jamás podrán arrancarnos es la dignidad. Dignidad que nos mantiene en pie pese al dolor. Y que nos permite recordar que hemos podido organizarnos en situaciones adversas. Ahora, con su imagen más presente que nunca, lo seguiremos haciendo. Porque él no enseñó que se pudo. Y no hay por qué creer que no podremos seguir sosteniéndolo. Es momento, también, que la política mire a la calle. Que baje. Que salga de sus despachos. Y que se pronuncie porque la muerte de René fue, ante todo, un crimen político. Un crimen que quiso partir al medio un puente que hemos consolidado con años de esfuerzo. Un puente que volveremos a levantar, como nos hemos levantado tantas veces. Esta vez, con mucho dolor.