Con motivo del Día Internacional de las Cardiopatías Congénitas, que se conmemora todos los 14 de febrero, el ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires recomendó a las personas gestantes realizar todos los cuidados del embarazo recomendados por el equipo de salud obstétrico y perinatal, para lograr el diagnóstico oportuno de estas complejas anomalías del corazón que pueden poner en riesgo la vida del o la bebé.
Como el 95 por ciento de los casos se resuelven mediante una cirugía, para garantizar el acceso a la detección temprana, a las intervenciones y a las líneas de cuidados necesarios, la cartera sanitaria bonaerense creó, en 2021, una Red de Diagnóstico Prenatal de Cardiopatías Congénitas (CC). Ésta forma parte de la Red Nacional que tiene un centro coordinador responsable de decidir dónde se va a operar cada niño o niña.
Lograr detectar las cardiopatías durante la gestación es clave para que los equipos de salud puedan planificar el nacimiento en el hospital más adecuado según el caso, y así garantizar al niño o niña una intervención oportuna, que le dé mayores posibilidades de crecer con una buena calidad de vida y de sobrevida. En la Argentina nacen, alrededor de 7 mil niños y niñas al año con cardiopatías congénitas, que son las anomalías más frecuentes en la etapa neonatal y la principal causa de muerte en menores de un año. Se estima que afecta a uno de cada 2 mil recién nacidos y nacidas en el país.
El cuidado prenatal permite el diagnóstico oportuno, el seguimiento de la embarazada y también posibilita programar el nacimiento en el hospital más adecuado para la cardiopatía detectada. De este modo, el o la bebé nacerá en una maternidad con los recursos necesarios para acogerlo y cerca de alguno de los hospitales pediátricos bonaerenses con la complejidad y capacidad para realizar las intervenciones que requiera.
“La política sanitaria de la Provincia de Buenos Aires tiene entre sus objetivos principales garantizar y generar accesibilidad”, explicó la directora de Maternidad y Salud Perinatal del ministerio de Salud bonaerense, Delia Zanlungo. Y agregó que, en ese sentido, “las cardiopatías congénitas ameritan un abordaje particular, ya que se trata de patologías que es posible diagnosticar en el proceso del embarazo, para lo cual desde el Ministerio, generamos capacitaciones a tocoginecólogos, obstétricas, médicos y médicas generalistas y de otras especialidades fundamentales para realizar el diagnóstico temprano”.
Las grandes distancias, la diversidad que presenta el territorio y la frecuencia de estas patologías promovieron la creación, a fines de 2021, de una red de equipos de salud y establecimientos para construir una línea de cuidados acorde a lo que los y las habitantes de los distritos bonaerenses necesitan. Así, durante el año pasado, fueron solicitadas y resueltas por la red bonaerense unas 40 derivaciones de personas gestantes con sospecha de cardiopatía congénita para su confirmación diagnóstica, o con cardiopatías ya confirmadas para la internación oportuna.
Capacitaciones y diagnóstico prenatal
En el país alrededor del 35 por ciento de las cardiopatías congénitas se diagnostican a partir de la 20° semana del embarazo mediante una ecografía. Esto es clave para la intervención oportuna, para prevenir secuelas y garantizar la sobrevida del o la bebé.
En la línea de fortalecer el diagnóstico prenatal, desde la dirección de Maternidad y Salud Perinatal, la Escuela de Gobierno en Salud “Floreal Ferrara” en conjunto con la Sociedad Argentina de Ecografía y Ultrasonografía (SAEU) y la Red Nacional de Anomalías Congénitas de Argentina (RENAC) se lleva a cabo el curso de “Detección prenatal de anomalías fetales para profesionales de la salud del sector público de la provincia de buenos Aires” que ya capacitó a más de 70 profesionales.
Los y las especialistas del ministerio advierten que si bien todo embarazo requiere cuidados y controles obstétricos, las personas gestantes con mayor riesgo de tener un bebé con una cardiopatía congénita son quienes padecen diabetes, antecedentes de cardiopatías en embarazos anteriores, y quienes tienen más de 40 años.
En primera persona
Yésica Amores (35) es la mamá de Eluney, una niña que, en este momento y con solo 4 años de edad se recupera de la tercera cirugía de corazón en el hospital provincial Sor María Ludovica de La Plata. “La última intervención fue el 23 de enero y duró nueve horas. Nos dicen que es la última y estamos más que agradecidos de cómo nos trataron y de que hayan salvado a mi hija”, cuenta Yésica, oriunda de Olavarría.
Recuerda que cuando se cumplían las 20 semanas de embarazo le indicaron una ecografía en el hospital municipal Héctor Cura de Olavarría, donde se atendía. A la semana un médico del hospital pediátrico provincial Sor María Ludovica de La Plata confirmó que la pequeña padecía de una cardiopatía congénita y, a partir de allí, comenzó su seguimiento en la capital provincial donde la operaron a los 30 días, a los 11 meses y el pasado 23 de enero. El estudio prenatal fue clave para lograr que la pequeña Eluney sobreviva y hoy esté a punto de salir de alta.
Mientras mira orgullosa a su hijo de 13 años que sale a los saltos del mar en su primer día de veraneo, Pamela Bonat (42) asegura que si no fuese por el equipo del hospital Ludovica “Nahuel hoy no estaría vivo”. Cuenta que “cuando estaba de 3 meses de embarazo los médicos detectaron algo raro en su corazón, ‘un latido menos’, decían. Entonces se comunicaron con el hospital de Niños de La Plata, que es donde lo atienden hasta el día de hoy”.
Como la familia es del partido de San Martín y el traslado era sumamente riesgoso, pudieron aprovechar el diagnóstico prenatal para que nazca en un sanatorio de La Plata, cerca del hospital de Niños. Su bebé tenía una cardiopatía de las más graves, hipoplasia de cavidades izquierdas. El único lugar donde podía operarse era el Ludovica.
“El nacimiento se adelantó un mes y nació tan débil que no podía ni tomar la teta”, recuerda Pamela. A los 12 días de vida su bebé ingresó al quirófano por primera vez pero al mes se descompensó y tuvieron que volver a operarlo en una intervención que duró 9 horas. La tercera y última cirugía fue cuando tenía 3 años y recién después de esa compleja intervención “vi las uñas de mi hijo rosas por primera vez, hasta ese momento estaban moradas porque la cardiopatía impedía que se oxigenara bien”, recuerda Pamela.
Hoy está feliz porque su hijo ya es casi un adolescente y está sano: “Solo toma una aspirineta, puede hacer deportes, no le quedó ningún daño neurológico ni ninguna secuela y si bien nosotros podemos pagar una prepaga y podríamos tratarlo en una clínica privada, vamos para todo al Ludovica, porque es ahí donde le salvaron la vida”.